La revolución del trabajo remoto en el Perú
El cambio repentino al trabajo digital remoto provocó cambios en la forma de trabajar y en la forma de organizar el trabajo, tanto para el empleador como para el empleado. Por ello es importante que, ante la nueva realidad, ambos se adapten a las nuevas transformaciones – en la forma de pensar, crear, colaborar y conectarse de forma productiva – para evolucionar y lograr posicionamiento.
El “trabajo remoto” en el Perú surge como una modalidad excepcional y temporal de trabajo no presencial a raíz del estado de emergencia sanitaria derivado de la amenaza de la COVID 19, creado el 15 de marzo del 2020 por el Decreto de Urgencia 26-2020 y regulado mediante el Decreto Supremo 10-2020-TR. En el mismo se plantea qué trabajadores pueden aplicar a este sistema de trabajo a fin de cumplir sus labores desde sus domicilios, en la medida que sea posible, a fin preservar la estabilidad en el empleo, la productividad del empleador y evitar mayores riesgos de contagio en el centro laboral o durante su traslado, protegiendo a los trabajadores y a sus familias frente a los contagios de la COVID 19.
Dentro de las principales ventajas para el empleador están:
- Reducción de la probabilidad de la incidencia de accidentes laborales.
- Mejora las condiciones del reclutamiento al poder contratar al per
- sonal más calificado sin importar su ubicación o disponibilidad de desplazamiento hacia la empresa.
- Reducción de costos en consumo de energía, gastos de mantenimiento de oficina, capacitación por rotación de trabajadores, entre otros.
- Incremento de la productividad de los trabajadores, lo cual se refleja en mayores ingresos y mayor crecimiento para la empresa.
- Adopción de estructuras organizativas más eficientes y flexibles que se acomodan a la exigencia del mercado laboral contemporáneo.
Dentro de las principales ventajas para el empleado están:
- Conciliación de la vida personal y familiar con la vida laboral, al tener más tiempo de calidad con la familia. Mejora los lazos familiares.
- Disminución del ausentismo laboral y mejora del rendimiento, responsabilidad y compromiso.
- Ahorro económico en alimentación, transporte y vestimenta.
- Reducción del estrés.
- Mayor disposición de ánimo para realizar actividades de capacitación y aprendizaje.
- Mayor productividad laboral.
Frente a estos nuevos retos y desafíos, resulta importante la existencia de acciones colaborativas entre los empleados y el empleador, para poder contrarrestar los efectos negativos del trabajo remoto. El trabajador debe organizar adecuadamente su tiempo de trabajo, pudiendo convenir con el empleador el establecimiento de una jornada flexible para atender los asuntos familiares o personales, y que éstos no compliquen el cumplimiento de las tareas. El empleador debe generar organizaciones de trabajo basadas en una comunicación constante, buenas relaciones, eficiente supervisión y sobre todo el respeto de los derechos laborales.
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